Por Sabrina Victoria Olivera
Fecha: 28 de junio de 2022

Durante su primer mandato como Primer Ministro (2014-2019), así como también en su campaña electoral, Narendra Modi supo identificar el rol primordial que la diáspora podía ejercer para los intereses de India. Tal es así que, como actor de las relaciones internacionales, la diáspora formó parte de esa estrategia en tres aspectos: en la política interna, en el aporte económico y como herramienta de poder blando. De todos modos, dicha estrategia no fue nueva dado que las administraciones anteriores de Vajpayee y Singh habían reconocido el valioso aporte de la diáspora. No obstante, Modi perseguía un enfoque diferente, constituido a partir de dos componentes: uno moderno –la diáspora publicitando la habilidad, capacidad y diligencia de los indios, sobre todo en lo que refiere al sector de la tecnología- y otro más tradicional, en función del cual la diáspora también sirve como ejemplares de los valores e ideas centrales indios (Hall, 2019).
Respecto del aporte en la política doméstica de India, cabe decir que en las visitas internacionales de Modi la diáspora fue un elemento muy presente y clave. Esto último se evidenció en los eventos de gran magnitud organizados en el exterior con las comunidades indias, como ocurrió en New York en septiembre de 2014 y en Toronto en abril de 2015 (Lahiri, 2017; Sahai, 2019). Lo señalado puso de relieve su involucramiento en la política doméstica en términos políticos pero también con financiamiento. En definitiva, la diáspora fue central a los esfuerzos del Bharatiya Janata Party para llegar al Poder Ejecutivo de India (Sahai, 2019; Hall, 2019).
Sobre el segundo aspecto, es decir en lo que refiere al apoyo económico, la diáspora fue fundamental para lograr la repatriación al país de origen del talento, conocimiento y de fondos para iniciativas como el programa “Make in India”. Para esto se comprometió a la diáspora india concentrada principalmente en Europa y América, pero al mismo tiempo, Modi se esforzó por el acercamiento hacia los ocho millones de indios que trabajaban en los países del Golfo. Dada la importancia geopolítica de la región, tiene una gran significancia para India y, en atención a que la mayoría profesa la religión islámica, permite promocionar el diálogo intercultural con otras naciones del Sur de Asia. Asimismo, si bien muchos de ellos poseen trabajos de baja calificación, son los responsables del significativo envío de remesas (Hall, 2019). En rigor, la Organización Internacional de Migraciones, en 2020 concluyó que India era el principal país de origen de migrantes internacionales, con 17.5 millones, y era el primer receptor de remesas del mundo, seguido cómodamente por China (OIM, 2020).
Por último, mientras Modi ejerció su primer mandato, la diáspora fue empleada como medio para proyectar el poder blando –es decir, de capacidad de influencia mediante elementos intangibles, la persuasión y atracción (Nye, 2004)- y ejercer influencia en otras naciones consideradas clave. Su rol en materia de poder blando se evidenció no solamente ante la existencia de un Departamento dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores (aunque en administraciones anteriores supo ostentar rango de Ministerio), sino también en materia audiovisual, en especial las películas de Bollywood y las novelas que fueron replicadas por la diáspora de primera, segunda, tercera y hasta cuarta generación. En los últimos años, India aumentó sus esfuerzos en diplomacia pública para alcanzar a más personas de su diáspora, que ha tomado importancia para los objetivos de la política exterior (Kumari, 2016).
Es preciso aclarar que también han existido movimientos diáspóricos con políticas anti-indias, incluso mucho antes de la “Operación Blue Star”[1] en 1984, que siguen vigentes. Este movimiento fue creado por Jagjit Singh Chauhan desde el Reino Unido bregando por un estado sikh independiente denominado Khalistán, que creó publicidad adversa a India en aquel país, en Europa y en EEUU (Sahai, 2019; Jathol, 2019). Respecto de la misma situación, la organización Sikhs for Justice fue fundada en 2007 en Estados Unidos que apoya la creación de un país independiente y que sostiene la necesidad de instrumentar un referéndum en la comunidad sikh global (se anunció para noviembre de 2020 en Norteamérica, Europa, Australia, Nueva Zelandia, Malasia, Filipinas, Singapur, Kenia y Medio Oriente), bajo el derecho de la autodeterminación que reconoce Naciones Unidas (Jathol, 2019).
En función de lo señalado al momento, es posible concluir que la diáspora fue fundamental para el actual mandatario Modi a fin de alcanzar los objetivos de su política exterior. También le ha servido en lo que respecta a su propia administración en términos domésticos, dado el apoyo logístico y financiamiento propiciado por los indios en el extranjero. Es por ello que la diáspora es definitivamente un actor político de la gestión Modi.
Bibliografía y otras referencias:
- Das, D. Z., & Rohilla, B. S. (2020). Operation Blue Star & The Course of India: Through the Legal Filter. Disponible en: https://ssrn.com/abstract=3584116 or http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3584116. Accedido por última vez en fecha 27/06/2022.
- Hall, I. (2019). Modi and the reinvention of Indian foreign policy. Policy Press.
- Jathol, I. (2019). The Sikh Diaspora: An Analysis on Rebirth of Khalistan Movement in 21st Century. Orient Research Journal of Social Sciences, 4 (2), pp. 259-268.
- Kumari, K. (2016). Diaspora as softpower a case study of indian diaspora in theus. Soft Power, 3(2), pp. 164-182.
- Lahiri, S. (2017). SOFT POWER-A MAJOR TOOL IN MODI’S FOREIGN POLICY KIT. Journal of South Asian Studies, 5(1), pp.39-47.
- Nye, J. (2004). Soft Power: The Means to Success in World Politics. New York: Public Affairs.
- Organización Internacional para las Migraciones (OIM) (2020). Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2020. Disponible en: https://publications.iom.int/system/files/pdf/wmr_2020_es.pdf.
- Sahai, P. (2019). Indian Cultural Diplomacy. Celebrating pluralism in a globalised world. Delhi, India: ICWA.
[1] Dicha operación consistió en un operativo militar, llevado a cabo entre el 1 y el 8 de junio de 1984 para lograr que el líder separatista sikh Jarnail Singh Bhindranwale y sus seguidores salieran del Templo Dorado de Amritsar. Luego de negociaciones fallidas, la entonces Primera Ministra Indira Gandhi dio la orden de abrir el fuego y a los cinco meses de ello, la mandataria fue asesinada por sus guardaespaldas sikhs (Das & Rohilla, 2020).