Por: Camila Elizabeth Hernández

Los estrechos de Malaca y Singapur son la principal ruta marítima que conectan al Océano Índico con el Mar de China Meridional y por su localización geoestratégica suponen una importancia para el comercio entre Europa, África, el Sur y el Este de Asia y Medio Oriente (Roach, 2005). La vía a través de los estrechos es la ruta más corta desde el Cuerno de África y el Golfo Pérsico hacia el Este de Asia y hacia el Océano Pacífico (Evers y Gerke, 2006). Así, ambos estrechos y principalmente el Estrecho de Malaca se convirtió en uno de los mayores puertos comerciales internacionales de la región del Sudeste Asiático en particular y del mundo en general. (Hiep y Binh, 2020). De esta manera, el crudo proveniente del Golfo Pérsico llega a las costas de Japón, Corea del Sur y China, proveyendo un gran motor para sus economías. Esto resulta en la importancia que cobra la seguridad y la accesibilidad a estos estrechos ya que, además de los estados litorales (Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia), el bienestar de las economías de numerosos países dependen de ellas. Además, los lazos culturales y la biodiversidad que posee esta zona marítima constituyen una gran oportunidad para el desarrollo económico y social de dichos estados.
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