Históricamente, el país laico ha sido definido como la multiplicidad dentro de la unidad debido a que está constituido por un amplio conjunto de etnias, religiones, filosofías, lenguas y dialectos. Sin embargo, la llegada del Bharatiya Janata Party (BJP) al poder bajo el liderazgo de Narendra Modi en el 2014 ha puesto en jaque aquella noción de unidad y ha fomentado la discusión acerca de la identidad india, ya que el partido nacionalista aboga por la preeminencia del hinduismo por sobre las demás religiones (Dussort; Giaccaglia, 2018). La declaración del Primer ministro, que expresó que India debe convertirse en vishwa guru (gurú mundial), refuerza lo expresado anteriormente (Anand, 2019).
Malasia es un país situado en el Sudeste Asiático y, a pesar de ser considerado un Estado multicultural por ser hogar de grupos étnicos diferentes, está compuesto en un 67% de musulmanes, religión oficial de este país. La libertad religiosa en Malasia está contemplada en los artículos 3 y 11 de la Constitución, donde señala que aquellos individuos que desean profesar una religión ajena al Islam, tienen el derecho a hacerlo con total paz, libertad y armonía en cualquier territorio de la Federación. Empero, en el artículo 4 de la Constitución se menciona que está restringida la libertad de propagar otra religión, otorgándole a las leyes tanto federales como estatales la facultad de establecer controles y restricciones para evitar que esto suceda. Es decir, la libertad religiosa está garantizada jurídicamente, aunque está sujeta a restricciones. De hecho, en más de la mitad de los catorce estados del país, las autoridades locales imponen castigos corporales regidos por la Sharia y cuentan con una especie de policía de la moral islámica, conocidos como «Jawi». Dicho esto, podemos considerar que las leyes en Malasia están regidas tanto del poder Judicial como de la Sharia.
Ahora bien, según la USCIRF (Comisión de Estados Unidos sobre la Libertad Religiosa Internacional), Malasia es uno de los países con mayor violación al derecho de la libertad religiosa. Es frecuente leer noticias sobre artistas o ciudadanos que han sido apresados por manifestarse contra el Islam suní y sus prácticas. Aquellos que profesan otra religión que no sea el Islam, deben sobrellevar problemas tales como dificultades para construir templos religiosos o celebrar sus cultos en algunos estados. También, para los musulmanes de este país es extremadamente difícil, no sólo conseguir un permiso por parte del gobierno para convertirse a otra religión, sino que también está prohibido apostatar, cuestionándose la libertad religiosa de este país. En algunos estados como Perak, Melaka, Sabah y Pahang, la apostasía puede ser castigada con años de prisión o multas. En cambio, en los estados de Kelantan y Terengganu, la pena máxima es la muerte, medida que carece de marco legal. Otra problemática que está comenzando a resonar en dicho país es la utilización obligatoria del hijab, donde el gobierno malayo aplica condenas a aquellas mujeres que se manifiestan en contra de su uso diario. Esto desencadenó a que muchas ciudadanas se estén organizando para llevar a cabo ciertas protestas o movimientos en contra de las autoridades con el fin de terminar con estas sanciones de parte del gobierno de Malasia.
En el caso de los ateos, estos no forman parte de ninguna asociación o grupo ya que corren el riesgo de ser internados en centros de reeducación religiosa o de recibir amenazas de muerte. Sin embargo, aquellos ateos que se conocen entre sí están constantemente brindándose ayuda moral para poder afrontar aquellos inconvenientes que conlleva no seguir una religión en Malasia.
Se considera esencial remarcar también que los turistas no quedan exentos de recibir una condena o multa por incumplir ciertas reglas que Malasia posee respecto al Islam. Un ejemplo es el estado de Selangor, el cual detalla que está prohibido que personas ajenas al Islam hablen o escriban palabras con connotación religiosa, incluyendo “Allah” en la lista. Básicamente, quienes decidan visitar este país deberán ser cuidadosos respecto a lo que hablan o, en el caso de las mujeres, lo que vistan cuando lo visiten. Acciones como ir a la playa u opinar de manera negativa acerca de la religión musulmana pueden convertirse en una situación incómoda si no se tiene la información necesaria acerca de esta problemática con anticipación.
Como conclusión, podemos observar que, a pesar de contar con un marco jurídico que respalda la libertad religiosa en Malasia, todavía hay un largo camino por recorrer para que la normativa pueda llevarse a la práctica.
Luego de que Myanmar se independizara de Gran Bretaña en 1948, una dictadura militar se apoderó del gobierno e instauró un régimen de facto que duró 49 años. En el transcurso de ese período, los militares se encargaron de menoscabar los derechos, las libertades, y la capacidad de desarrollo humano de la población, afectando particularmente a una de las minorías étnicas musulmanas más discriminadas del país, que habita el estado de Rakhine: los rohingyas.
Cuando en 2014, Narendra Modi llegó a la posición de Primer Ministro de India, junto al Bharatiya Janata Party (BJP), no hubo sorpresas: el nacionalismo hindú vendría en ascenso. En sus inicios, las prioridades del nuevo gobierno se concentraron en el crecimiento económico y el reposicionamiento del país en la región y en el mundo, logrando espectaculares resultados. No obstante, tras la reelección de 2019 y con unas tasas de crecimiento cada vez más ajustadas, el gobierno de Modi parece haber mostrado sus verdaderas intenciones, poniendo en peligro uno de los pilares de India: el secularismo.
Hace unos días apareció en los medios la noticia de que el estado indio de Uttar Pradesh quitó de su lista de sitios turísticos al célebre Taj Mahal, un lugar reconocido mundialmente por ser Patrimonio de la Humanidad. Este acontecimiento ha generado intensos debates y muchas preguntas, que para poder comprender es necesario conocer lo que está sucediendo actualmente en India con su gobierno. Sigue leyendo →
GEIRSA 