La comunidad LGBTI en Tailandia y los derechos de las personas trans

por Abril Nara Ruiz

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Muchas personas suelen conocer a Tailandia como el paraíso para las minorías sexuales, debido a que existen bares gay, karaokes, saunas y restaurantes. También se celebran grandes concursos de belleza para katoeys o ladyboys (forma de denominar a las personas transgénero en Tailandia). Sin embargo, para las minorías sexuales que viven en este país su situación es diferente. A pesar que los tailandeses suelen convivir con gays, lesbianas o transexuales en su vida diaria, la condición cambia cuando descubren que algún conocido o miembro de su familia es parte de estas minorías sexuales, que en muchas ocasiones, suelen ser rechazados u obligados a recibir tratamientos.

La importancia de las normas sociales a la que están expuestas las minorías sexuales en este país del Sudeste Asiático afecta a su vida diaria. Por ejemplo, el acceso al empleo es una gran dificultad. Suelen ser rechazos en sus solicitudes, o bien, suelen sufrir acosos laborales y en algunas ocasiones les piden que oculten sus identidades de género. Además el poder conseguir atención médica especializada es parte de las mayores problemáticas que suelen enfrentar.

Si bien la ley tailandesa no contempla explícitamente la orientación sexual y la identidad de género como prohibidas, tampoco son tomadas en cuenta. Con la nueva constitución tailandesa en 1997 que fue redactada por civiles y fue elogiada por tener mejores derechos civiles y políticos, cuestiones que hasta ese entonces no habían sido tomadas en cuenta. Sin embargo, las minorías sexuales no son mencionadas y muchos menos sus derechos. No obstante, en 2015 se sancionó la Ley de Igualdad de Género, pero muchas personas han declarado que siguen sufriendo discriminación al momento de conseguir trabajo y al intentar acceder a servicios gubernamentales, tales como educación y la salud.

Según una encuesta hecha por el Banco Mundial, Economic inclusion of LGBTI groups in Thailand, se evidenció que los trabajos más difíciles para acceder para las minorías sexuales son la fuerza policial, el ejército y los lugares religiosos; por el contrario, la agricultura, el comercio minorista, el área de belleza son las más accesibles. Además el acceso a la educación universitaria es más difícil dependiendo de su situación económica. Afirman que siendo parte de la comunidad LGBTI tienen más discriminación y sufren problemas emocionales. En dicha encuesta, los encuestados afirman que el 60% de las personas transgénero enfrentan mayor discriminación en el mercado laboral, que es mucho más alto que el que enfrentan lesbianas con un 29% y los hombres homoxuales con el 19,9%. Esta mayor  discriminación de las personas transgénero se debe a la dificultad de no poder ocultar su identidad al momento de conseguir empleo. Muchas personas afirman padecer de depresión, ansiedad y frustración debido a la discriminación o exclusión en el mercado laboral.

Es importante mencionar los casos de Mali y Mimi, dos ladyboys o kathoeys. Mali es una mujer que creció en Isan una ciudad muy pobre donde su familia fue agricultora y ella trabajó desde los 9 años hasta los 15 años. Allí Mali terminó la educación que su familia podía permitirle y luego, se mudó a Bangkok y empezó a trabajar. Posteriormente siguió trabajando en el barrio rojo que se encuentra entre Silom Road y Surawong Road, donde se desarrolló en espectáculos para mayores de edad y posteriormente trabajó en la prostitución. Mali dijo que fue muy difícil conseguir trabajo para una kathoey con un nivel bajo de educación que su condición social no le permitió educarse más allá del primario (Aldous & Sereemongkonpol, 2008: 7-30).

Mimi por su parte fue la hija mayor en una familia de clase media donde pudo llegar a tener estudios universitarios en una de las universidades más prestigiosas de Tailandia. Sin embargo, su educación la realizó sin hacer la transición definitiva, sino que fue después de su primer trabajo como columnista en una revista femenina donde logró poder expresarse libremente como mujer. A pesar de conseguir trabajo, Mimí dijo que en una entrevista sintió que fue rechazada por no entrar en los roles de género impuesto socialmente y que consiguió trabajo gracias a recomendaciones y no por entrevistas a lugares donde se postuló. Asimismo ella dijo que el favoritismo personal al momento de la elección es mayor que el promedio o títulos. Se puede observar que la brecha para conseguir trabajo siendo kathoeys, es mucho más difícil que para una persona heterosexual e incluso para lesbianas o hombres gay.

El acceso a un alquiler para las minorías sexuales se encuentra dentro de los inconvenientes más recurrentes, en muchas ocasiones se les pide requisitos adicionales que normalmente no se pide a una persona heterosexual, también suelen ser tratados con desprecio. El 37% de las personas LGBT afirman haber sido acosadas o ridiculizadas al momento de querer alquilar o comprar una propiedad. Las lesbianas reportan el mayor nivel de discriminación, seguido con la comunidad transgénero y los hombres homosexuales. Muchos recurren a alquileres más baratos donde no se piden tantos requisitos. Sin embargo las condiciones de estos lugares suelen ser en su mayoría inestables y en zonas inseguras.

En la educación el 63% de los estudiantes de secundaria que se denomina LGBTI afirman haber ido víctimas de acoso, humillación o la exclusión socialmente. En Tailandia, los estudiantes varones que no se ajustan al género han sido ridiculizados, excluidos, muchos tienen miedo de usar los baños escolares o asistir a campamentos escolares nocturnos. El 57% de los estudiantes LGBTI informan que experimentaron al menos una forma de violencia social durante la escuela, la falta de educación entre el personal de la escuela es uno de los grandes problemas además de las pocas políticas anti bullying. Además de las regulaciones en cuanto el cumplimiento de uniformes y peinados de género.

En el sector de la salud evidencia dificultades como el acceso y la falta de información para los tratamientos de HIV y las cirugías de resignación de sexo. Muchas kathoeys dicen que desde muy jóvenes comienzan a consumir hormonas sin ningún tipo de seguimiento médico y que la utilización de hormonas es parte de su desarrollo para su identidad. Generalmente, el acceso a la información sobre la utilización de hormonas es a través de medios de comunicación televisivos o trasmitida desde kathoeys mayores a ladyboys menores, que comenzaron su transición con hormonas a una edad muy temprana sin saber las consecuencias. La falta de difusión por medios profesionales lleva a las minorías sexuales a poner en riesgo su vida, no solo con el consumo de hormonas sino que también con los cuidados para evitar el HIV. Otro gran problema son  las cirugías de reasignación de sexo, que a pesar de su crecimiento en el país no se tiene en cuenta las necesidades especiales que se requieren y se realizan generalmente en un ámbito comercial y turístico donde incluso se llegan a armar paquetes turísticos para realizar estas cirugías.

Otra historia personal es el caso de Lily, una kathoey que es hijo de inmigrantes chinos. Sus padres trataron de evitar que se convirtiera en kathoey, sufrió violencia intrafamiliar, física y psicológica. La combinación de bullying y pobreza y un bajo rendimiento académico la llevaron a dejar la escuela a los 15 años y mudarse a Bangkok a trabajar pero como era nueva no sabía que los kathoeys eran encarcelados en algunas ocasiones. Lily, fue arrestada en una cárcel con criminales hombres corriendo peligro de ser violada. El hecho que no la reconocieran como una mujer y la pusieran en canceles de hombres es un gran problema para muchas mujeres transgénero, ya que pone en peligro su vida, además de general traumas y depresión (Aldous & Sereemongkonpol, 2008: 30-60).

El poco reconocimiento a las minorías sexuales y especialmente a las personas trans, trae complicaciones de todo tipo, desde su salud física, emocional y el acceso a trabajos, vivienda, servicios gubernamentales. Hoy en día los derechos de las minorías sexuales contemplan el reconocimiento y tienen más visibilizarían en medios visuales, la lucha por los derechos es algo que hasta el día de hoy y posteriormente se seguirá haciendo.

Fuentes:

Aldous, S. and Sereemongkonpol, P. 2008. Ladyboys the Secret World of Thailand’s Third Gender. Editorial: Maverick House Asia.

Lan Anh Thi Do, Marc Völker, Churnrurtai Kanchanachitra, Pimpawun Boonmongkon, Timo T. Ojanen, Nattharat Samoh, Tomás E. Guadamuz. 2020. Violencia social entre estudiantes tailandeses de secundaria que se ajustan y no se ajustan a los roles de género: tipos, prevalencia y correlaciones. Disponible en: https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0237707

Peter A. Jackson & Gerard Sullivan. 1991. Male and Femele Homosexualities in Contemporaty Thailand. Editorial: Silkorm.

Timo Ojane. 2010. Mental Health Services and Sexual/Gender Minority Clients in Bangkok, THhailand: Views by Service Users and Service Procider.

Word Bank Group. 2018. Economic Inclusion of LGBTI Groups in Thailandia.

Herrera Palacios, A. Pexels. Disponible en: https://www.pexels.com/es-es/foto/flores-floreciente-flor-del-ciruelo-bandera-lgbt-8521275