La esclavitud contemporánea

Por Susana Passaglia

India

El Día Mundial contra la Trata de Personas es un llamamiento a la acción para poner fin a un delito que ha sido calificado internacionalmente como la esclavitud del siglo XXI. Estudios recientes predicen que a pesar de que la trata está ubicada en tercer lugar en la lista de crímenes transnacionales, después del tráfico de drogas y el de armas, va a ocupar el primer lugar por los enormes beneficios que reporta a la industria del sexo. Ningún país del mundo es inmune a la esclavización de mujeres, hombres, niñas y niños debido a que las redes de tratantes los utilizan de diferente manera en su calidad de países de origen, de tránsito o de destino.

El sometimiento y la explotación involucra a la prostitución, al trabajo forzado, a matrimonios obligados, a la servidumbre, a la explotación sexual y a otras prácticas diversas. Por sus características, es un delito conectado con otros delitos como el secuestro, la desaparición, la falsificación, la violencia, el abuso físico y mental, la corrupción, el tráfico y el abuso de drogas, etc. Pero, sin lugar a dudas, es la violación a los derechos fundamentales del hombre porque representa la coartación de la libertad y la explotación por la fuerza de un ser humano por otro.

Mediante su acción se niegan los derechos y la dignidad de las víctimas, quienes son reducidas a la condición de esclavos. De allí, que abordar la problemática de la trata de personas como conflicto social requiere un estudio minucioso que involucra desde la evolución histórica de conceptos como ética y moral, pasando por dictados políticos y económicos hasta llegar a penetrar íntimamente las conductas sociales y psicológicas de las personas.

El número de casos y su expansión en áreas en las que no aparecía el fenómeno responde en parte a un factor importantísimo como es la globalización, el auge de las comunicaciones y el acceso a la información. Sin dejar de lado, las dificultades que enfrentan las naciones en desarrollo o en transición con su consiguiente inestabilidad socioeconómica; circunstancias que tienden a producir situaciones de expulsión como el desempleo y/o empleos mal remunerados, falta de oportunidades educativas, limitadas posibilidades de acceso a servicios de salud y sanidad, etc.

Combatir la trata de personas requiere necesariamente que se contemplen las múltiples aristas de este fenómeno. Prevención y procuración de justicia son elementos importantes pero no suficientes. Debe considerarse al mismo nivel, el plano de la protección y asistencia a las víctimas de trata, lo que constituye no sólo romper el ciclo delictivo sino también ofrecerles la posibilidad real de reiniciar sus vidas. Este desafío requiere de un verdadero compromiso interinstitucional que involucre la cooperación entre entidades públicas y civiles nacionales e internacionales ya que es un fenómeno que atraviesa fronteras.

En cuanto a las víctimas de la trata, las consecuencias que sufren son muy graves: daños físicos y/o psicológicos prolongados o permanentes, exposición a riesgo de muerte, cosificación, dificultades permanentes para la integración social plena, fuerte estigmatización y discriminación. Los abusos y la violencia originan, además, alteraciones de la constitución cognitiva de la identidad dando como resultado negación, disociación, despersonalización, percepción alterada de la temporalidad o pérdida de memoria.

Ante un panorama que se vislumbra por momentos desalentador, la herramienta más efectiva en esta lucha es la prevención mediante políticas inclusivas, integrales y con enfoque en los derechos humanos. Una de las recomendaciones que actualmente se promueven con el fin de concientizar a la población del flagelo de la trata es la importancia del trabajo comunitario. Se puntualiza proveer a la población de información pertinente para que reconozcan situaciones de captación y traslado de víctimas, las cuales por la peligrosidad necesitan amparo legal. Así, la colaboración civil resulta indispensable para la represión de los tratantes a través de denuncias efectuadas en organismos especializados o reparticiones estatales.

La Comisión de Derechos Humanos de India junto a las Naciones Unidas sitúan el subcontinente como un importante centro de comercio sexual internacional que englobaría a más de 27 millones de personas. Miles de mujeres y niñas desaparecen de las calles destinadas a ser víctimas de tráfico o explotación sexual aunque la modalidad de explotación varía según sea su destino. Por ejemplo en Bengala Occidental, la modalidad cultural aceptada permite que si un hombre es incapaz de pagar sus deudas; pueda obligar a su hija a saldarlas a través de la prostitución.

En igual sentido, UNICEF informa que existe un 56 % de casos de matrimonio precoz en la India rural y un 29% en el área urbana a pesar de la Ley de Prohibición del Matrimonio Infantil promulgada en el año 2001.

El Índice Global de Esclavitud de 2016 presentado por la Fundación Walk Free señala que hoy puede afirmarse que hay 45,8 millones de personas sometidas a los modos modernos de esclavitud en todo el mundo, con un incremento estimado del 28% más alto que el de hace dos años. Según su informe sobre 167 países, más de la mitad de los esclavos modernos están en cinco países: India, con 18,35 millones; China con 3,39 millones; Pakistán con 2,13 millones; Bangladesh con 1,53 millones y Uzbekistán, con 1,23 millones.

Como se puede observar, India es el país donde hay más personas esclavizadas del mundo a pesar de que el informe también señala que ha hecho avances significativos, especialmente en el orden legislativo. Sin embargo, se calcula que cada día alrededor de 200 niñas y mujeres son introducidas en el negocio del tráfico ilegal. El 80% lo hace obligada por situaciones de extrema pobreza, analfabetismo, prematura viudez, desempleo o falta de recursos para la propia subsistencia.

The Report of the Committee on Amendments to Criminal Law llevado a cabo por el fallecido presidente del Tribunal Supremo de India, J:S: Verma, publicó que la compra y venta de niñas para prostituirlas e importarlas al extranjero se constituye como la forma más común del tráfico y la trata, materializada en la prostitución en burdeles, el turismo sexual y la pornografía. En base a las recomendaciones el citado informe, el gobierno de India adoptó recientemente disposiciones contra la trata de personas en el Código Penal de India para ajustarse a la definición reconocida internacionalmente tal y como se definen en el Protocolo de Palermo.

No obstante, India está ubicada en el Nivel 2 Lista Watch, lo cual significa que, a pesar de su calidad de firmante de acuerdos internacionales, está considerada como fuente, destino y país de tránsito para hombres, mujeres y niños víctimas de la trata de personas, el trabajo forzoso y específicamente la explotación sexual comercial. Además, a pesar de estar ubicada y formar parte de una ruta de tránsito humano que une su territorio con zonas del Golfo, de Oriente Medio y Europa, el 90 % del tráfico es interno e involucra a los estratos sociales económicamente más desfavorecidos.

Pero también es importante tener en cuenta y destacar que numerosos pueblos y aldeas han desplegado una fuerte vocación de lucha contra la trata implementando mecanismos de defensa comunitaria que incluyen la notificación y vigilancia del ingreso y tránsito de personas extrañas a sus comunidades, la insistencia en la alfabetización y concurrencia a la escuela por parte de niñas y niños, la constitución de brigadas de jóvenes y adultos que atienden situaciones sociales favorables a la trata, etc.

Uno de los ejemplos a citar tiene lugar en el remoto pueblo de Guwahati en las laderas del Himalaya, en el Estado oriental indio de Assam. Habitado por los adivasis, un pueblo aborigen cuyos ancestros fueron reclutados por los colonos británicos en el centro de India y llevados a trabajar en las plantaciones de té de Assam, han comenzado a desplegar medidas preventivas contra la trata en su territorio.

En los últimos años hubo numerosos casos de jóvenes rescatadas en burdeles de Nueva Delhi, Mumbai, Pune y otros lugares, que fueron asociados con un aumento significativo de desapariciones de personas en el pueblo. Según cifras aportadas por el Departamento de Investigaciones Criminales del Estado de Assam, el número de mujeres víctimas de la trata pasó de 4 en el año 2005 a 37 en el 2009, y a 79 en el 2012. Es importante destacar que estas cifras no alcanzan a reflejar la realidad pues los padres rara vez denuncian la desaparición de sus hijas.

Miembros de la organización no gubernamental Pajhra («Fuente de vida»), de la localidad de Tezpur, en Assam, informan que no todas las jóvenes son introducidas en el comercio sexual, sino que también son víctimas de matrimonio y trabajo forzado, servidumbre, tráfico de órganos y todas las variables delictivas de la trata.

Organizaciones y grupos de estudiantes colaboran para crear conciencia en la población sobre el problema y actuar en el rescate de las víctimas y su rehabilitación. Pero lo novedoso es la implementación de la Ujjwala, como una estrategia para combatir la trata de personas, en especial, para la prostitución. Con este fin, se crearon comités de vigilancia que colaboran y trabajan en estrecha unión con las fuerzas policiales para la prevención y la lucha contra los traficantes.

Los logros obtenidos contabilizan 78 jóvenes ingresadas en refugios de rehabilitación con acceso a tratamientos especiales que contemplan no sólo los daños físicos y psicológicos que sufrieron sino también la estigmatización social. En la actualidad el Departamento de Investigaciones Criminales cuenta con 14 unidades que actúan principalmente como foco de vigilancia en las estaciones de trenes.

Los datos expuestos, ponen en evidencia que la labor contra la trata de personas entraña muchos desafíos y existen variaciones regionales significativas en el cumplimiento de las normas internacionales aprobadas por los diferentes países. Por lo tanto, la aplicación de las leyes es sumamente complicada y para hacerlo se requieren recursos, una fiscalización permanente, vigilancia y evaluación. Pero sobre todo es de vital importancia la concientización de la comunidad internacional del riesgo y la degradación que significa este delito que no cesa de crecer.

Fuentes:

http://www.un.org/spanish

http://www.unicef.or

http://www.undoc.org/

http://www.ipsnoticias.net/wap/news.asp?idnews=102751

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